Todo lo que veo de ti es tu camisa raída, tu ropa hecha jirones, destrozada de tanto sentarte y recostarte en los bancos de los parques, manchándote con las cagadas de las palomas y durmiendo entre las hojas caídas de los árboles. Y que el tiempo pasa por ti con crueldad, hiriendo tu rostro, quedándose en tus párpados y en las arrugas de tus ojos caídos.
Todo lo que veo de ti son unos pies sucios, unas manos negras de mugre y una cara oscura y esquiva. Todo lo que veo de ti es tan poco, que apenas alcanzo a verte. Eres una imagen obscena, cercana y antipática a la estética de la plaza.
Todo lo que veo de ti es nada, porque estoy ciego, sin saber qué me hace diferente a ti, más allá de la circunstancias y la suerte. Mientras te dejo atrás siento la vergüenza de pasar por tu lado sin ayudarte, escuchando a Radiohead en mi Ipod. Ahora te escribo estas letras, que nunca leerás, y que me ayudarán a seguir ignorándote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario